SATAN Laporta

Aunque por lo visto en los comentarios en anteriores posts soy de los pocos que aún defienden a Laporta, no puedo dejar de romper una lanza en su favor después de los nuevos ataques por parte de la prensa madrileña, especialmente de Marca.

¿Los motivos? sus declaraciones sugiriendo que los futbolistas internacionales se dosificaran en sus respectivas selecciones, algo que seguramente, más de uno piensa pero no se atreve a decir.

Sus palabras han sentado como agua caída del cielo para la prensa de Madrid, cansada ya de hablar del "Dios" Raul o del "simpático" Schuster.

¿Y por qué defiendo a Laporta? Primero porque es el presidente de mi club, votado por la mayoría de socios entre los cuáles me encuentro. Segundo, porque tengo el total convencimiento de que las críticas a Laporta son unas críticas encubiertas a lo que él representa, es decir al FC Barcelona. Y tercero porque creo que sus palabras se magnifican, se tergiversan y se sacan de contexto.

Sus comentarios parecen haber herido la sensibilidad de la selección española, cuando en ningún momento Laporta se refirió a los jugadores blaugranas que juegan con España. Sus palabras iban dirigidas a todos y cada uno de los internacionales. Los que se juegan la clasificación el próximo sábado y los que se van a jugar unas cuantas pachangas a la otra punta del mundo. Como por ejemplo la España que al acabar el partido de Aarhus pasará 4 días preparando el bolo contra Finlandia en Helsinki. ¿Nadie ha pensado que tal vez era ese el sentido de las palabras del impresentable del Laporta?

¿Cuánto tiempo lleva el mundo del fútbol reclamando compensaciones, calendarios unificados o competiciones más cortas? Cuando por fin alguien, sin que pretenda querer convertir a ese alguien en un "salvador", se decide a hablar alto y decir las cosas por su nombre, nos dedicamos a satanizarlo y atacarlo por todas partes.

Estoy seguro que TODOS, absolutamente TODOS los presidentes de 1a piensan o desean lo mismo que Laporta. Pero no todos son lo suficientemente valientes (o tal vez insensatos) para atreverse a decir lo que él ha dicho, de la misma manera que no todos tienen las agallas de, por ejemplo, intentar acabar con la violencia en el fútbol como lo ha hecho Laporta.